CoNtRaDiCcIoNeS
Es uno de esos días en los que te despiertas con tiempo pero al final llegas tarde, o en los que no te conformas con la mayonesa o el ketchup sino con la salsa rosa, o cuando no tienes un buen despertar y lo que te piden en tu trabajo es sonreír, cuando a pesar de ser cabezota cedes a la primera, o cuando eres desordenada y en un día como hoy haces limpieza general…
También es de esos días que escuchas una de bumbury y una de ot, cuando escribes algo que al leerlo parece de otro idioma, o el tímido se arranca a hacer esa declaración de amor en publico que tanto anhelaba, y el reservado dice te quiero…
O de esos otros que alguien de derecha se declara rebelde, cuando la sangre te da asco y ves un corte, o tienes miedo de las guerras y la televisión solo plasma las peleas del mundo.
Hablo de esos días en los que esa persona tan seria cuenta un chiste y hasta el más paciente llega a mosquearse. O de esos otros en los que el católico critica a la iglesia, y el ateo acude a una misa, en los que el perezoso tiene insomnio y el madrugador se queda dormido perdiendo de vista a ese trasnochador que se acostó pronto.
De esos días en los que los marineros no se bañan en el mar sino en piscinas, y los sureños se protegen del sol porque les molesta, o llueve en el sur y brilla el sol en el norte, también es de esos días en los que el inocente duda hasta de su sombra, o cuando el duro rompe a llorar delante de todos, o el cobarde se enfrenta de una vez por todas al gallito que solo emplea los mecanismos de defensa para sobrevivir.
Me gustan estos días en los que los poetas parafrasean y el inexpresivo inicia sus primeros versos, los protagonistas se ponen colorados, o el constante deja trabajo a medias, los estresados deciden ir a un paso más lento del diario, y el chupacamaras hace la foto esta vez.
En estos días en los que el presumido no se miró en el espejo, los que tienen insomnio duermen a pierna suelta en esta noche de frío, los lectores cambian su libro por el mp3, o esos otros que dejan sus vicios por un día, un tenor desafina, un coleccionista no compra el último fascículo, o alguien aprende algo que nadie le enseñó. O esos en los que no te cruzas con nadie conocido por la calle de tu pueblo.
Los mejores días son esos en los que el hipocondríaco tira su caja de pastillas porque se siente vivo, y cuando esos dos que están en conflicto se dan la mano, o el racista le sonríe a alguien de color, y el machista aprende de igualdad.
Porque en la vida hay muchos días diferentes, y algunos pueden llegar a ser tan contradictorios….
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