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RePaSo

Diciembre… principios de un mes, finales de un año…. Son treinta los días que quedan para hacer examen de conciencia de lo que pudo ser y no fué, de lo que fué y no debió haber pasado, de lo que tuvo que ser y fué, o simplemente de lo que no tuvo que ser y todo salio a pedir de boca…

  

Empiezas a hacer memoria y toca enero. Enero: un tatuaje y aun esas clases por la tarde que tanto me agobiaron al mencionármelas. Febrero: carnavales y una visita a la capital. Marzo: mudanza de docencia. Abril: comienzo de un trabajo explotada a cambio de un aprobado. Mayo: recuerdos doloridos. Junio: una primavera más a mis días, el final de una etapa y un aprobado mas que sobrado. Julio: indecisión y atrevimiento, desilusión y arrepentimiento, angustia y nostalgia. Agosto: vuelta a casa. Septiembre: confesiones más intimas y otro ya te llamaremos por respuesta. Octubre: rehabilitación y vuelta a la capital. Noviembre: permiso de circulación y un coche en la puerta. Diciembre: ¿Qué me traerá? Por ahora solo el intento fallido de una entrevista de trabajo y más rehabilitación…

  

Este quizás ha sido uno de los años más significativos, más atrevido y más variado que he tenido en toda mi vida. He sentido la pena por lo que se acababa, la inquietud por retomar un proyecto, las ansias de que se acababa y como siempre no puedo parar el tiempo… El miedo de no saber hacia donde conduzco mi vida, a lo desconocido, el miedo a tropezar dos veces con la misma piedra. El dolor de un desgarro, de una herida no cicatrizada, el dolor físico, el dolor ajeno. El alivio de no ocultar nada a alguien, de ser clara, de mirarte de frente sin agachar mi mirada. La sensación de sentirte ahí, frente a mí, de volverte a ver, de que me reconocieras… La felicidad se sonreír sin miedo a ser callada, de saber que os tengo ahí a una llamada… la felicidad de volver y sentir que te estaban esperando. He sentido la frustración de no ser útil, de que te corten las alas y sentir que te haces pequeña. He sentido el agobio de la sobreprotección, de no ser independiente. He sentido lo que es sentir que tu mandas y que alguien te obedece sin merecerlo. He sentido lo que es no verle sentido a tu vida, lo que es estar perdida teniendo un GPS por corazón, y he sentido lo que es la soledad ni deseada ni no deseada, el estar sola en tierra extraña sin ninguna cara conocida a la que mirar. He sentido la cordura de saber que hago, y que lo que hago me gusta. Me he sentido feliz. He sentido el sin sentido se viajar sola, y la alegría de viajar acompañada. He sentido el empiezo de las cosas y el repentino final cuando ya lo nuevo era conocido. He sentido la tristeza y la nostalgia empujar mis lágrimas hacia fuera. He sentido el orgullo por sentirme útil, por hacer o por ser. He sentido derrota. Y humillación que me propone hacer cosas que en frío solo de pensarlo me tiemblan hasta los dedos de los pies. He sentido lo que se siente al decir que tienes veinte. He sentido la valentía. He sentido el reencuentro con personas, cosas y sitios. He sentido la velocidad manejándola yo. He sentido el interés, la desgana, el aburrimiento, la falta de interés, la costumbre, la rutina, la pereza, la desorganización de un exceso de tiempo libre. He sentido la injusticia, las preocupaciones de otros, he vivido los sueños de otros… he perdido los míos, he sufrido y temido por ti, incluso llegue a rezar, a hacer suplicas en vano que me hicieron creer por un momento en lo inexistente. He sentido una muerte, he sentido comprensión, el aferramiento, he tenido y he perdido esperanza.

  

He conocido a gente muy interesante, a muchos artistas y conocid@s, a otr@s no tan interesante, pero al fin y al cabo a nadie non grato. He estado en restaurantes de postín y en mc donalds, en backstage, en salas vips, en juergas gitanas y en fiestas pijas. He estado en varios ambientes, en sitios míticos. He escuchado mucha música, he leído buenos libros, he comprando cosas útiles e inútiles.

 

He gritado, me he enfadado, he bostezado, he cocinado, he hecho de ama de casa. He usado mi humor y mi sarcasmo los 335 días de este año. He reído en todos, en unos mas y en otros menos. He sentido sueño, cansancio, he sentido ímpetu, otras veces no he sentido nada… Siempre sintiendo que estoy viva, pero este año es el que más viva me he sentido, y es curioso porque algo de esto lo hemos sentido tod@s alguna vez, pero nunca había sentido todo eso en un mismo año.

 

 

 

((--> 3@ <--))

1 comentario

ELRAYAn -

Este año para mí también ha sido muy intenso, tanto en lo bueno como en lo malo. Ha sido un año de ruptura, de cambiar 100% de vida, de valorar cosas que antes eran imperceptibles...De momento el diciembre ya nos ha puesto en contacto y me ha permitido descubrir tu blog gracias a tu comentario en el mío. Un abrazo